Su familia está compuesta por Elena, su madre viuda, sus mascotas y sus plantas que cuida en el delicado jardín de un barrio pintoresco en el noreste de la capital.
Su vida transcurre entre el trabajo, las actividades domésticas y sociales; casi se diría una mujer sin mayores problemas a quien la vida respetaba, menos en cuestiones del amor.
Su experiencia en el ámbito de cupido no era la más destacable y la separación que había sufrido con su ex pareja había enardecido en su alma la incredulidad y la desconfianza.
El vecindario donde residía era bastante tranquilo y las personas se conocían demasiado.
Daniel Sánchez Argüello era un joven de veinte años que había nacido y crecido en una familia de nivel social medio alto, había iniciado sus estudios en la Universidad Nacional y vivía con sus padres y hermano en una hermosa casa justo al frente de la de Lucía.
No solo los comercios los habían reunido en varias oportunidades, sino también los bancos, el transporte urbano y el jardín. ¡Sí! El mismo que Lucía mantenía con plantas en flor y césped fresco. Allí fue donde un día entre fragancias, cortas visitas, charlas y saludos surgió el amor.
-“Hola ¿cómo estás?”, preguntó Daniel sutilmente
-“Me tengo que ir urgente a una reunión de trabajo”, contestó Lucía mientras se dirigía hacia la avenida a tomar un taxi.
-“¡Yo no te pregunté a dónde ibas, sino cómo estabas!”, reiteró él mientras la tomaba de un brazo con su amplia sonrisa.
Lucía no podía ocultar su asombro ante la respuesta del joven y esa tierna sonrisa y mirada cariños despertaron su atención.
-“Bien muy bien”, respondió ella sonrojada y no pudo contener la emoción de sentir esa mano suave en la piel de su brazo tenso y endurecido por la circunstancia, “¿Y tú?”, añadió.
-“Muy bien ahora, contento de verte después de varios días. Pero .. no quiero demorarte en tus compromisos. Andá tranquila. En cualquier otra oportunidad nos vemos y charlamos”, agregó.
Ella sonrió, bajó la mirada y lo despidió, “chau Dany” y apresuró sus tacos por la acera húmeda. Había llovido toda la mañana, sin embargo en un rincón de su corazón brilló el sol, el cálido sol que iluminó su alma.
Daniel tenía veinte pero ya experiencia con algunas adolescentes que el azar le había proporcionado. Nada trascendente para recordar, solo estrellitas fugaces que cruzaron por su firmamento. Pero ella era distinta, era toda una mujer, una dama elegante, educada, suave, atractiva y muy inteligente. No sentía que fuese su madre, de hecho no lo era. Ni tampoco lo veía como un hijo pues ella no tenía hijos.
-“¿Y cuál es tu problema Lu? Ni sos su madre, ni él es tu hijo. ¿Desde cuando debemos ponerle edad al amor?”, remarcaba Loly su amiga y compañera de trabajo.
-“No es eso amiga. Es que su familia nunca aceptaría esta relación de un joven con una mujer veinticuatro años mayor. No debe ser fácil para una madre, creo…”, concluyó pensativa.
A pesar de la apariencia física jovial de ella y la increíble madurez del muchacho, captaba a menudo la doble mirada de todos la diferencia de edad.
-“Tú elegiste tu vida, tu amor y te casaste con quien tu corazón amaba, te agradezco los consejos de papá, pero siento que de mi vida voy a encargarme yo”, concluyó el joven.
-“¡Daniel!, irrumpió su madre “¿te fijaste que esa mujer tiene mi edad?” reprochó desconsolada y angustiada. “¡No siente vergüenza que podrías ser su hijo!”, agregó
-“¡Mamá ni es mi madre ni yo soy su hijo! A ver si de una vez por todas ambos lo entienden. Dejen de inventar lazos filiales entre Lucía y yo. ¡Nada de lo que Uds. dicen condice con la realidad! ¡Estamos enamorados!¿y desde cuando al amor hay que ponerle edades?”, exclamó el joven dando por finalizada la discusión.
-“Esperá Daniel tengo que darte una grata noticia”, dijo Rodolfo. “Esta mañana recibí en mi oficina la aceptación de la universidad en Boston, recuerdas el año pasado cuando desebas viajar?, pues prepara tus cosas la semana que viene comienzan las clases” añadió su padre como último recurso para asegurarse el futuro de su hijo lejos de una mujer a la que él y su esposa habían declarado “persona no grata”.
El plan para salvar a Daniel y asegurarle un futuro mejor se había puesto en marcha. El matrimonio Sánchez Argúello no resignaría así nomás la realización personal y profesional de su hijo menor que cada vez más se encontraba hipnotizado por la magia de esa mujer mayor.
-“Lucía cada vez que te veo, se me ilumina el día, siento que esto nunca me había sucedido y la emoción me desborda y me deja chico el cuerpo”- susurraba Daniel.
-“Dany yo también siento lo mismo pero te llevo muchos años y eso es una barrera que nos separará toda la vida. Siempre estaremos condicionados a las miradas ajenas, a la desaprobación de tus padres y a la rigidez de esta sociedad que juzga a cada ser y sus actos”- añadió ella.
-“¿Cómo que no irás Daniel, si fuiste tú quién desesperado lo pedías el año pasado recuerdas?”- inquirió Rodolfo con tono de preocupación.
-“Lo sé, pero ahora cambié de opinión y he decidido quedarme”- agregó el muchacho
-"¡Ah no! Los trámites están hechos, la solicitud aceptada y la inscripción pagada. Ya no hay vuelta atrás. Esto no es una oportunidad que se pueda posponer hijo, entiéndelo”, clamaba su padre ofuscado.
-“¡Buenas tardes Lucía!”- respondió con voz entrecortada
-“¿Sabe Ud. Lo que siente una madre ante la negación de su hijo de continuar sus estudios que tanto anhelaba el pasado año? ¡No, claro que va a saber Ud. Que no tiene hijos! Pero quizás pueda entender que una mujer de cuarenta y cuatro años no tiene derecho de quitarle a un joven de veinte todo lo que Ud. ya vivió a su manera y que él necesita experimentar con gente de su edad! ¿O es que su egoísmo se nutre de lo que le priva a mi hijo?”- reprochó desesperada Liliana.
-“Mire, señora, yo no busco ni intento nada, solo vivo mi vida y no le quito nada a nadie”- contestó Lucía.
-“Sea coherente y fiel a Ud. Misma. ¡Desde hace ocho meses nos ha quitado la tranquilidad y a mi hijo! Y sepa muy bien que está hablando con una mujer de su edad, con una madre herida y dispuesta a seguir hasta las últimas consecuencias.
Debía entonces analizar más firmemente esta relación con sus puntos a favor y sus puntos en contra.
Daniel comenzaba recién a vivir y ella había ya resignado el amor a la traición de Lucas por lo que su corazón herido necesitaba tranquilidad y soledad.
Por una cuestión de egoísmo no provocaría daños en el futuro de Daniel, ni tampoco incrementaría el sufrimiento de su familia que tanto esperaban del joven.
Su resignación y sacrificio prevalecieron en pos del bienestar familiar de sus vecinos.
la partida con revancha y
los jugadores habían ya, sin querer,
marcado el dorso de los naipes.
Una mañana temprano Lucía salía de su casa para ir a trabajar y como todos los días su mirada se dirigía hacia la casa del frente. Una linda construcción de dos plantas con techo de tejas francesas. En el débil color perla de las paredes relucía un gran cartel con letras rojas: “se vende” y el frío y el estupor corrieron por sus venas. Daniel había comenzado a alejarse como tenía que ser, como su familia quería, como esos lazos imperceptibles que lo resguardaban de su presencia tan temida. Se detuvo un instante para asegurarse que sus ojos no la habían engañado y casi presintió con el frío y la oscuridad matinal que esas palabras cerraban el capítulo inconcluso de un libro que fracasó en el intento. "SE VENDE"
Pasaron los días y los jóvenes no pudieron verse. Daniel atareado con sus estudios y Lucía trabajando horas en la oficina. Eran las 16:30 y el celular vibró sobre el escritorio. La voz enérgica del joven sonaba ahora entrecortada, triste y resignada.
-“Lucía mi amor, mis padres vendieron la casa. Nos mudamos el próximo fin de semana”, dijo Daniel a la vez que le suplicaba verla
-“Está bien, mi vida, esta tarde nos encontraremos en el bar de la gasolinera de la avenida”, respondió ella abatida por la noticia.
La tristeza se había apoderado de la mente de Lucía, la resignación había comenzado a invadirla. Los años y la experiencia la habían hecho recapacitar sobre las etapas naturales de la vida de cada persona, sobre los momentos vividos y aquellos por vivir, sobre el sacrificio en pos del amor y sobre todos los seres queridos que sufrían momentos difíciles ante la permanente burla ajena.
Eran las veinte horas y allí detrás del vidrio resplandecía ella que caminaba con sus rizos al viento. Casi corriendo llegaba a encontrarse y abrazarse como si nada en el mundo existiese alrededor. De pronto ella se puso seria y un tono distante en su voz le habló al joven desde su corazón.
-“Dany mi vida, debo confesarte que lo nuestro se volvió casi imposible de mantener. Tu familia espera mucho de ti y yo no puedo ofrecerte nada. Tú comienzas a vivir y yo ya tengo mi vida medio organizada. Además ayer me habló Lucas para encontrarnos y ambos coincidimos que aún nos queremos. Deseamos darnos otra oportunidad y la verdad que yo aún lo amo. ¡Lo siento! Lo nuestro nunca podrá ser por la diferencia de edad. Tú comienzas a vivir y yo no seré quién interceda en tus planes futuros. Tienes edad para viajar, especializarte en tu carrera en Boston, conocer a alguien de tu edad, casarte y tener hijos. Yo deseo continuar mi relación con Lucas interrumpida por por un malentendido… y además somos casi de la misma edad”, concluyó ella no muy convencida.
“¡Lucas!” – exclamó Daniel. “¡Ejemplo de hombre! ¿Y todavía lo nombrás con la boca llena de orgullo después de todo lo que te hizo sufrir?, le recriminó. “¿Qué pasó ahora con sus eternas confusiones y delirios? ¿Se convenció que aún te ama y que sos realmente una gran mujer? ¿O el sentimiento de culpa finalmente le ganó la batalla interna a su orgullo y necedad?”
-“¡No es así Daniel!”, no te pongas mal le suplicaba sabiendo que él tenía toda la razón.
-“¡Esto es así mi reina!”, le remarcó tomándola del brazo. “¡No soy idiota, ni tampoco soy él. A mí me basta mirarte para saber lo que pensás, me bastan tus silencios para entender lo que sentís porque te amo. Te has dado cuenta que es así y que no estabas acostumbrada a que lo hagan como debe ser!”, continuó Daniel enojado e impotente ante la situación. “Pero si es tu decisión la respetaré para que solo el tiempo te demuestre una vez más como se confunde y se enmaraña en la vida quien nunca supo entender los códigos del verdadero amor. ¡Cuánto lamento tu incapacidad de resguardarte de un sádico errante que nada tuvo ni tiene para ofrecer, porque la nada le queda grande!, respeto tu decisión amor y solo me queda esperar que seas muy feliz. Hasta pronto, que tengas suerte y no olvides que mi corazón siempre te estará esperando, aún más para seguir reparando las heridas que te causan”, concluyó Daniel y sin mediar palabra se despidieron en silencio.
Liliana y Rodolfo habían preparado toda la mudanza. Solo quedaba cerrar la imagen de sus días allí en su hogar. Los niños chicos correteando por los pasillos y jardines. Los cumpleaños y festejos. Los placares hoy vacíos de ropitas nuevas que olían a niñez feliz. El fogón en el living de tantos inviernos mientras peleaban por sus programas de TV favoritos. Y con un blanco pañuelo su esposo le enjugaba las lágrimas del adiós a aquellos boletines escolares de Daniel, a sus fotos de actos patrios escolares vestido de Belgrano y San Martín. Las fotos de Mendoza en el puente del Inca, recuerdo de la última vacación que la familia hizo con sus hijos adolescentes. Ese puente que hoy todos necesitaban cruzar para llegar al futuro que habían planeado. Ver a Daniel convertido en un economista de la banca internacional, casado con una joven y bella mujer, con quien pudiera tener muchos hijos.
Todo había tomado otro rumbo en la vida. El puente era solo una larga carretera por la que se conducían a gran velocidad sin ni siquiera reparar que antes de llegar estarían perdiendo a uno de los viajeros del coche.
-"Sus firmas, señores", inquirió el escribano e inmediatamente la alegría del matrimonio Sánchez selló la transacción.
-"Felicitaciones Zulema y Alejandro, apuesto que serán muy felices como lo fuimos nosotros. La construímos con gran esmero y anhelo de pasar toda la vida en ella, per lamentablemente el destinolo quiso así. Por mis negocios, nos vemos obligados a venderla.
-"¿Y que tal los vecinos?", susurró Zulema al oído de Liliana, quien fingiendo una sonrisa solo pudo expresar, "Muy buenos, todos..."
El tiempo pasó, los Sánchez compraron otra casa en un barrio cerrado vecino a la ciudad de Villa Carlos Paz y Daniel viajó a Estados Unidos a concluír sus estudios en Economía y Administración de Empresas.
Lucía sufrió por haberle mentido a Daniel sobre su reconciliación con Lucas, pero gracias a ello consiguió no detener al muchacho ni desviarlo de sus proyectos profesionales.
Siempre que caía la tarde ella contemplaba la casa del frente desde su jardín, pero con los nuevos dueños todo era distinto.
Desde su ventana en el alojamiento universitario, él apartaba la vista de los libros para buscar en los recuerdos a su dama del alma, a su reina de corazones que habían dejado huellas imborrables y a quien nunca más encontraría porque había vuelto con Lucas, su antiguo amor.
-“Siento que la vida se me va. Siento que el silencio se apodera de mí, que llegó la soledad y me resigno a esto para dar refugio a este final que elegiste. Siento que mis días se nublan, que mis ojos vuelven a llorar, que me abraza el dolor y que no me deja respirar. Perdon, Lucía si no supe retenerte ni amarte como vos querías. Quizás no pude tampoco curar las heridas que tanto sangraban en tu corazón. Nada ocupará en mi alma tu lugar. ¡Cómo me lastima esta separación! ¿Cómo conseguiré vivir y recomenzar sin tu amor?”, repetía dolorido Daniel.
Pasaron los años y los Sánchez visitaron a Daniel en Boston, allí le comentaron que su hermano se casaría en poco tiempo con la hija del socio de Rodolfo y que construirían una casita cerca de donde Liliana y Rodolfo habían logrado reconstruír una vida medianamente tranquila cerca del Lago San Roque.
DONDE QUIERAS QUE VAYAS, IRE CONTIGO
DONDE QUIERAS QUE ESTES, ESTARE CONTIGO
PORQUE TU DESTINO Y EL MIO
COMPARTEN EL MISMO IMPULSO
EL MISMO RUMBO,
EL MISMO PUNTO DE LLEGADA
EL MISMO LATIDO
A PESAR DE LOS INTRUSOS
QUE SEPAREN NUESTROS CUERPOS
NUESTROS CORAZONES SEGUIRAN SINCRONIZANDO
EL PASO DE LA BRUJULA QUE NOS GUIARA
ETERNAMENTE
Lucía conoció a Francisco y después de dos años de noviazgo decidieron casarse. La relación con sus futuros suegros era excelente y enseguida ella logró convertirse en la segunda hija que el matrimonio mayor no habían tenido, ya que Francisco era el primogénito y único . Ella apreciaba y respetaba mucho a Fran pero debía reconocer que no lo amaba lo suficiente.
El amor toma distintas maneras de expresión y distintas formas de sentirlo y su corazón aún gruardaba en un rincón muy secreto esa sonrisa amplia, ese brillo de la mirada tierna y auténtica de Daniel; de sus charlas en el jardín, de sus pasos por la avenida y de aquellas lágrimas de impotencia ante su decisión de reconcilirse con Lucas -una mentira piadosa de la que se valió para dejarlo libre en la vida que debía hacer sin ataduras, ni condicionamientos-. Solo allí en lo más profundo de su alma, un invisible lazo se resistía a liberar esos corazones que habían quedado unidos para siempre.
-"¡Ay, amiga que bello traje!"-exclamó Lola al ver a Lucía frente al espejo vestida de novia.
Por un instante la futura esposa contemplo su imagen en el gran espejo de la sala, aunque en vez de verla a su amiga estupefacta observó detrás suyo la imagen de Daniel, sonriendole y con sus brazos abiertos. Cerró fuertemente sus párpados para corregir el cuadro que asaltaba su retina, pero eso no bastó para conseguir que sus tímpanos escuchara las más dulces palabras de amor, en un clamor ahogado a la distancia, mezclándose con el aroma de azahares de una despedida plena.
-"Amor, debo viajar por unos clientes al interior, es un viaje de solo dos días y mi padre me acompañará", susurró Fran a su novia mientras la abrazaba feliz. "Es el último viaje antes de nuestra boda, luego podremos disfrutar juntos las ansiadas vacaciones en las playas mexicanas, y al regresar estrenar nuestra casa en las afueras de la ciudad", concluyó.
-"Todo está listo, Fran, nos quedan solo cuatro días y el futuro ser´nuestro, la vida juntos y el destino que nos unió para siempre nos esperan, acotó ella.
La madrugada se presentó húmeda y con niebla, con ese manto bajo y espeso que cubre y amenaza a la vista de cualquier humano. A las cinco en punto el rugir de un coche presagiaba un final que nadie imaginaba. La ruta estaba poco transitada y en el habitáculo Francisco le contaba a su padre sus planes con su esposa.
Un camión adelante del coche se había detenido sin luces, y para la velocidad que traían los frenos no fueron suficientes; el impacto fue como una blanca explosión y el presente les marcaba a ambos que ya no habría futuro. Siguió para ellos el silencio eterno.
El verde césped del campo santo fue la alfombra por la que los pasos de Lucía y Magdalena caminaron juntas durante cinco años más. Solas e infaltables fueron dejado sobre sus huellas el perfume de flores estacionales.
-"A veces pieso que esta soledad forzada es el rumbo definitivo de mi vida, todo cambió en mí, nada queda después del dolor, ni siquiera el amor es igual. A veces siento que no soy la misma, o bien que transito por distintas vidas sin morir. Mi corazón sigue latiendo, pero ya lejos de la felicidad. Todo pasa y nada vuelve a ser como antes", pensaba Lucía cuando en silencio contemplaba la casa gris del frente; así como añorando a ese joven lleno de vida y energía en el que el amor ardía sin apagarse.
Magda, fue un legado que Fran le dejó a Lucía solo por cinco años más. Una madre bondadosa, abnegada y compañera que también la había adoptado a ella como propia. El dolor de perder a su esposo y a su hijo juntos, fue una carga imposible de sobrellevar y casi sin prisa ni quejas un día de invierno también se marchó con ellos para siempre.
Luego de un corto duelo y mientras Lucía reacomodaba sus cosas para marcharse a trabajar, su teléfono comenzó a sonar con un identificador desconocido. Al principio dudó en atender, tenía poco tiempo para llegar a cumplir su horario y mientras tomaba su cartera pensó que saldría de la curiosidad al contestar. Una voz joven y femenina la notificó para comparecer a un estudio jurídico de la ciudad en los días venideros, acordando fecha y hora, pero no precisamente el tema a tratar que se mantuvo en suspenso.
No dudó en comentarle la siuación a su amiga Lola, siempre dispuesta a escucharla y aconsejarla tras tantos reveses que el destino le jugaba.
-"Amiga, no te preocupes, quizás se trate de algunos papeles pendientes del terreno que Fran había comprado en Villa Allende, frente a esta casa diseñada por Uds. dos , y que después del accidente le pediste al Dr. Pérez Olmedo que lo vendiera, ¿lo recuerdas?"
-"Sí, sí es posible, Lolita pero ya debo hacerme cargo pues estaba a mi nombre y faltará mi firma", añadió. "Si Francisco hubiese podido disfrutar esta vista maravillosa de las Sierras Chicas, de la naturaleza, de los pájaros .... "
-"Mañana a las once lo sabrás, y entonces podrás ver mejor tus proyectos para el futuro", concluyó la amiga.
La vida de los Sánchez Argûello, transcurría serena y en paz, tenían una nueva casa en un barrio cerrado, cerca de la maravillosa Villa Carlos Paz, y como orgullosos padres de Daniel, flamante Economista de Harvard, se preparaban para darles un bello regalo. Pensaban que aquí podría dedicarse a los negocios inmobiliarios, pero antes le instalarían, como sorpresa, una oficina en el centro de Córdoba.
-"Liliana he decidido comprarle a Daniel un piso en la capital para montar la oficina, el Arq. Martínez me ha recomendado la ubicación de un piso céntrico y algunas terminaciones para modernizalo. También he señado un terreno en un hermoso lugar en Villa Allende para que Daniel construya algunas cabañas. Hoy me avisará para firmar el boleto con el apoderado legal de los vendedores. La papelería está toda en orden y mi ansiedad me está quitando el sueño", Rodolfo le comentaba a su esposa mientras compartían un delicioso café en el aeropuerto.
-"¡Rodo, Rodo! ¡Acaba de aterrizar el vuelo de Daniel!, gritó emocionada la madre al ver la pantalla, luego del cual se unieron los tres en un caluroso abrazo.
Al día siguiente, eran las once de la mañana en el estudio del Dr. Juan Ribas, y el lustroso escritorio estaba listo para la firma de la operación. Desde el 9no. piso el letrado contemplaba el antiguo Palacio de Justicia mientras la jornada se presentaba soleada en medio del vuelo de las palomas en la plaza de la Intendencia. Lucía llegó quince minutos antes, tiempo suficiente para que el letrado le recordara su derechos testamentado por sus suegros sobre el inmueble ahora en venta. Un dejo de tristeza bañado en lágrimas brotaron de los ojos de la dama y de pronto la secretaria ingresó con los ansiosos compradores.
-"Adelante señores", exclamó el abogado, mi representada y yo los estábamos esperando; Lucía giró sobre su asiento y para su sorpresa vió a la familia Sánchez en pleno; a punto de tomar sus asientos para la tranacción. Un solo segundo bastó para que ella redescubriera esa mirada tierna y la sonrisa ancha de quien nunca había dejado de amar. Daniel no entendía nada, no podía hablar de la emoción, el amor nuevamente se apoderaba de su sangre y de su corazón.
Liliana y Rodolfo no podían contener la sorpresa, el destino les había jugado un jaque mate del cual no podían escapar. Sin mediar palabra alguna de ninguna de las partes, se firmó la operación y los nuevos dueños se marcharon con las llaves del piso que había pertenecido a los Ruiz Díaz.
Lucía había cobrado su herencia y no pudo más que recordar a Francisco, quien injustamente había quedado en el camino junto a sus padres. Quizás el cielo esa misma noche la iluminaría con tres nuevas estrellas.
Porque todo lo que sucede, no sucede en vano, ni por casualidad.
Porque antes del primer llanto que la madre escucha de su hijo, Dios ha trazado el camino de toda su existencia con puntos y comas.
Porque por más que el minúsculo homre tuerza a voluntad lo que "El más Grande" dispuso de otra manera, todo vuelve a su origen prefijado.
Porque la fuerza y la voluntad de Dios nunca pueden cambiarse.
Porque a pesar, del tiempo y los intermediarios no son más que inconcientes agilizadores de aquello que no se borra nunca.
Lo que está indefectiblemente previsto.
ANTES Y DESPUÉS DEL AMOR, SOLO HAY "AMOR"
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9 comentarios:
Follow your heart!
do what make you happy!
.. es lo que haria yo,
la vida es una sola y hay que vivirla. Deja que los demas piensen lo que quieran,
... a pesar de los insultos y las calumnias ... y una que otra cachetada, lo que vivas nadie te lo quitara! Suerte, de corazon!!
Pues yo tenia un cibernovio-amante, que es 23 años menor que yo primero nos conocimos por internet y me dijo que tenia 28 años y yo tenia entonces 32 bueno le hice caso y seguimos chateando un año despues seguimos asi por mucho tiempo, hasta que un dia me borro de su email y messenger pero despues regreso y me dijo la verdad de cuantos años tenia, como se llamaba realmente y sus intenciones conmigo, hoy estoy felizmente casada con el creo que esto de la diferencia de edades es un tabu y una hipocresia, ya esas cosas no se usan, y onde que mi esposo es musulman, dice que eso ya paso de moda aun en su natal siria.
Sí, de pequeños siempre queriendo ser mayores para luego ver como las mujeres se van con chicos de 14, 15 años :_
afortunados vosotros aquellos que aun teneis esa edad!
ja, ja, ¡¡qué bueno!! Aunque cuando digo que me gustan mayores es que me gustan mayores que yo pero sin pasarse. A mi Daniel me parece un personaje genial pero físicamente me mató jujujujuuuu.
Quiero decir que ahora que tengo 30 me gustan hasta los de 40, pero de ahí para arriba ya no mucho. Lo cierto es que no me fijo en chicos jovencitos, no sé porqué… no me parecen interesantes… habra que cambiar la historia xq los mas de cuarenta ya estan hechos pelotita del mate!!! resentidos y hasta quedandose calvos, nooooooo!
Pues igual no os lo creeis, pero yo con 15 años estuve con una mujer de 35 (y como estaba). Pero para mas inri, es la mujer de un gran amigo de mi padrastro y aun hoy les sigo viendo, aunque logicamente, ya no tenemos esos escarceos.
Lo jodido es ver al pobre hombre y pensar; ¿Entrara por la puerta?
Yo solo era un crio, pero ella no me obligo anada, mas bien yo la induje a ello. Que eso quede bien claro, que fui yo quien la llevo a mi terreno
jajaja primer d e todo me encanta tu blog!1 a los 40tones no le pasan ya estas cosas xq supongo xq creo que mas que el pelo se les cae ...asi q ya no vales, jajaja
yo creo q la mujer está hasta las narices de hacer de victima asi q hace de verdugo, pero vamos q e 100 casos supongo q solo 1 terminará en historia de amor,no??
yo estoy de acuerdo con als relaciones de mujer con mas años q hombre, xq simepre ha sido al reves y la sociedad lo ha visto bien, y ahora critica si la mujer tiene ams edad q el hombre y la verdad no lo entiendo, pero vamos felicitaciones por la novela, vaaaaaleee!!” es otra historia
Besitos salados de CHAMY
Vaya tela … estas cosas no pasan por aquí … desgraciadamente!!!!jooodeeerr!!! Vale Amira!!!!muybueno
Vaya belleza de chavo!!!!ese mismo es "daniel´, cuentame eh que ya viajo de inmediato!!!!!!!!cuentale que tambien soy cuarentona y fuertisima!! p
Oye deja pues algo para mi. Vente a mi pueblo y prueba daniel!!Vivan los argentinos guapísimos!!!!!!!!!!!!
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